sábado, 26 de diciembre de 2009

Acoso en la Universidad: ¿cuestión de supervivencia, tradición o perversión?

(José Ramón Chaves García)

El pasado viernes se hizo público un estudio que revelaba que en la Universidad de Oviedo el 40% de las profesoras se sentía o había sentido acoso en su trabajo. Casi simultáneamente se hizo pública una investigación demostrativa de que un 25% del profesorado de la Universidad de Alicante sufrió acoso o hostigamiento psicológico.

O el clima mediterráneo es un antídoto para el acoso o algún estudio falla ( quizás la formulación de la pregunta de la encuesta o el espectro de encuestados no era idéntico). En cualquier caso queda patente la “paradoja universitaria”: si bien el nivel de cultura o dedicación científica parece indicador de mayor garantía del respeto a los demás, lo cierto es que los niveles de acosados en el ámbito académico son mas elevados que en otros sectores de actividad y sensiblemente superiores que en las restantes Administraciones públicas no universitarias.

1.Sevach intentará explicar este curioso fenómeno por los cinco agentes o factores del acoso, específicamente universitarios, y que están en su origen:

- La revancha del aprendiz aventajado. Es la transposición al ámbito universitario de un fenómeno cuartelario: cuando el soldado era novato le hostigaron y cuando ascendió a sargento se dedicó a fastidiar a los demás. La humana condición en su vertiente mas miserable se caracteriza por el revanchismo y por la infantil reacción de convertirse en aquella figura que siendo víctima denigró. No es infrecuente que alguien atraviese el vía crucis de ser becario, ayudante, doctor y profesor titular interino, antes de alcanzar la ansiada titularidad o cátedra, momento en que todos sus demonios interiores se liberan y aplica dura disciplina, desdén y abuso de autoridad similar al que recibió cuando era débil discípulo.

- Las escaramuzas del ascenso académico. La carrera académica es altamente competitiva, y mientras se suben peldaños hacia la cátedra, hay quien piensa que lo mejor es “no hacer heridos ni prisioneros”, no vaya a ser que el compañero brillante se cruce en el camino en el futuro ante una plaza codiciada por todos. Hoy se hace la pelota al maestro, mañana se ponen voces críticas en boca del rival, en el camino se boicotea la publicación de un artículo o resultados de investigación. Y todo ello, debidamente cocido y caldeado entre colegas, en laboratorios y despachos, con ocasión de lecturas de tesis doctorales y exámenes a plazas, en homenajes y jornadas de todo pelaje. El zumbido llega a hacerse insoportable para quien sólo se dedica a investigar y cree en la pureza de la carrera académica.

- Los botines electorales. El sistema electoral universitario, encabezado por la madre de todas las elecciones ( la del Rector) se caracteriza por la inexistencia de sindicatos ni partidos políticos sino grupos organizados por afinidades, filias y fobias, y pactos inconfesables, lo que se traduce en un sistema manqueo de “vencedores y vencidos” de manera que el reparto de cargos y prebendas siempre favorece a los prosélitos de los vencedores y posterga a los perdedores (¡Vae victis!), que deben afrontar el camino del desierto hasta una nueva contienda electoral. Y ese camino de perdición puede estar sembrado de campos de minas: plazas que no se convocan, becas que no se otorgan, comisiones de servicio que no llegan, licencias escurridizas, despachos que no se remodelan y recortes presupuestarios en bibliografía y hasta en fotocopias.

- La concepción espartana del esfuerzo académico. La ciencia y la investigación no son fáciles y requieren dotes de talento y entusiasmo, pero sobre todo de disciplina para conseguir resultados. Y la disciplina genera austeridad, seriedad y con ello, rigor consigo mismo y con los colaboradores o discípulos. El trabajo en equipo y la urgencia de los resultados (¡publica o muere!) provoca la tiranía del Titular sobre el becario, y del Catedrático sobre el Titular, y del Maestro sobre los comunes catedráticos. Un sistema duro pero quizás el único posible para garantizar los avances del conocimiento y no la dispersión y holganza.

- La lealtad rota. Roma no paga traidores. No pocos profesores traicionaron la confianza de su Maestro aceptando una invitación a dar una conferencia sin pedir el plácet, o publicando donde no debían, o discrepando doctrinalmente, o andando con “malas compañías”, y se encontraron con su carrera truncada, con el signo de Caín para sus compañeros de Escuela y condenados al ostracismo académico.

2. Mas que tratarse del tristemente célebre mobbing, hay que explicar que las tensiones y percepción de hostigamiento están muy vinculadas a la esencia de la Universidad. Las Universidades son centros donde se investiga y se lucha por la ciencia, pero es un mundo competitivo: por las becas, por los discípulos, por los contratos, por las plazas, por los cargos directivos, por los complementos retributivos, por el ascenso, por ser un primus ínter pares, por los despachos, por el reconocimiento público, por la publicación de mayor impacto… De hecho, los trabajos de investigación sobre animales en cautividad revelan que aunque tengan suficiente alimento y espacio, la coexistencia obligada propicia mordiscos y feroces ensañamientos.

3. Recuerda Sevach como el Maestro procesalista Francesco Carnelutti por una discrepancia teórica sobre el proceso acabó enemistado fuertemente con su eminente colega Salvattore Satta (ambos discípulos del Gran Chiovenda), acusándolo de bárbaro, ignorante e ingrato pues le sucedió en la Cátedra de Padua, y este último le respondió en un elegante trabajo titulado ” Orientaciones y desorientaciones en la Ciencia del Proceso”(1937) del cual extracto el primer y último párrafo altamente elocuentes:

” El profesor Carnelutti ha publicado un artículo para combatir mis ideas. El tono del artículo es poco menos que injurioso; y yo habría debido irritarme, o dar la impresión de estar irritado, y responder en el mismo tono. Pero yo no puedo olvidar que hasta ayer Carnelutti ha sido amigo mío y, a su modo, mostraba apreciar mi amistad. Puesto que no pertenece al orden de las cosas que las ideas, al menos las jurídicas, hagan de un amigo un enemigo, debo atribuir, pues el tono del artículo a un ímpetu de ira o de intenso dolor, como decía el viejo código penal, no determinado, sin embargo, como quiere el nuevo código, por hecho injusto ajeno. Ira y dolor pasan, y la amistad queda; y yo estoy seguro de que el día de mañana será el propio Carnelutti quien se arrepentirá de lo que ha escrito”.

Tras ahondar en explicaciones jurídicas y procesales sobre el tema litigioso, el artículo termina:

” Debería ahora responder a la referencia relativa a la cátedra de Padua. Carnelutti dice que no habría esperado nunca que desde su cátedra se hiciera “nudismo procesal”. Vaya por el nudismo. Prefiero ir desnudo mas bien que disfrazado. Por lo demás, yo me doy cuenta de que un hombre como Francesco Carnelutti tiene el derecho, en relación a su sucesor, cualquiera que él sea, más válido que yo, de decir como San Pedro: ” El lugar mío, el lugar que vaca”, con aquello que sigue. Pero lo que no puede humanamente pretender es que, recogiendo inmerecidamente su sucesión en la cátedra, yo esté obligado a recoger también… su sucesión en las ideas”.

4. Lo cierto es que los datos referidos a la Universidad de Oviedo y de Alicante ( pero fácilmente predicables de las restantes Universidades), son preocupantes en términos jurídico-administrativos, ya que si acudimos al Estatuto del Empleado Público aprobado por Ley 7/07, y aplicable en estas cuestiones al profesorado universitario, el acoso es el enemigo a batir. Así, el apartado h del art.14 sienta como derecho de los empleados públicos: ” Al respeto de su intimidad, orientación sexual, propia imagen y dignidad en el trabajo, especialmente frente al acoso sexual y por razón de sexo, moral y laboral”. Y el artículo 95 h) , tipifica como falta muy grave: “… el acoso por razón de origen racial o étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual y el acoso moral, sexual y por razón de sexo”. Por si no quedara claro, el apartado o) tipifica como falta específica grave: “o) El acoso laboral”.

Ya Sevach comentó en un curioso post anterior la postura del Tribunal Constitucional proclive a condenar a la Administración o patronal que tolera el acoso, como responsabilidad independiente de la que pueda exigírsele al agresor.

5. Sin embargo, parece que no estamos ante un fenómeno de la Universidad española sino que aqueja a las Universidades de todo el mundo, y posiblemente las españolas sigan los caminos de garantía que han seguido las Universidades europeas. Sevach no se resiste a transcribir el fenómeno de la Universidad de Oxford, tal y como hace ya diez años lo describía el célebre periodista Paul Johnson:

” En Oxford, por ejemplo, hay ahora 267 asesores en acoso. Hay 93 departamentos universitarios – ¡ oh dioses!- y cada cual tiene dos. Hay una Junta Central de siete. Los asesores son obligatorios aun en los parques de la Universidad, los archivos, la unidad de transporte y, -quizás con cierta justicia- el temido cuerpo docente de Teología. Ser asesor no es una sinecura. Hay que llenar un formulario, todos los años enumerando los casos que uno ha tratado. Si hay pocas delaciones, o ninguna, se presume que las chicas- perdón, las mujeres- están demasiado asustadas para presentar denuncias, y en consecuencia, el asesor deja que desear. En cambio, si hay demasiadas, ello justifica la incorporación de más asesores, y el sistema se expande.(…) El acoso está definido con tal amplitud y vaguedad como para que cualquier aspirante a Torquemada se restregué las manos con ávida anticipación: Es “conducta indebida hacia otra persona, que atenta contra su labor o reduce la calidad de vida de dicha persona”. Esa conducta no solo incluye el “atropello” o el “insulto verbal” sino la “creación o mantenimiento de un entorno estudiantil, laboral o social hostil u ofensivo”.

6. En fin, para terminar nada mejor que un par de citas. Por un lado, una del mencionado Salvattore Satta que sobre sus colegas universitarios opinaba: “Me sentiría más a gusto si tuviera que discutir con Al Capone y compañía que con ellos”. Y otra de su rival Francesco Carnelutti, deliciosa, de que “el hombre que sólo sabe leyes no sabe Derecho”, y que Sevach podría transponerla al tema del acoso universitario que nos ocupa, en los siguientes términos: ” El Catedrático que sólo se respeta a sí mismo y sólo sabe de su disciplina no sabe ser Catedrático”.



http://www.contencioso.es/2009/12/13/acoso-en-la-universidad-%C2%BFcuestion-de-supervivencia-tradicion-o-perversion/

2 comentarios:

  1. UN CONSEJO MUY IMPORTANTE


    Me gustaría daros un consejo que no debéis olvidar. La persona que ha sufrido el mobbing, padece trastornos psicológicos cuya gravedad dependerá de la intensidad, del tiempo y de otras circunstancias. Podéis estar muy deprimidos, con sentimientos de vacío, desesperanza, pensar que no tiene solución y que os han "destrozado". Pero recordar lo siguiente: Aunque os encontréis "hundidos", no os han ganado.
    Solo os habrán derrotado si consiguen cambiar vuestra forma de ser, vuestra forma de pensar y logran que penséis y actuéis como ellos. Por ello, te recomiendo que NO CAMBIES TU PERSONALIDAD Y HABRAS SALIDO VICTORIOSO. Un buen comienzo para "luchar y ganar" es informarte y asesorarte.
    Josep P. psicólogo
    acosolaboralcat@telefonica.net
    AVALC http://www.avalc.es tf. 610902677- 662660486
    ASOCIACION DE VICTIMAS DE ACOSO LABORAL

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  2. En las administraciones publicas el acoso laboral se caracteriza por hacerte la vida imposible.Al ser funcionario, no pueden echarte y se trata de que permanezcas el maximo tiempo permitido de baja para que te jubiles.
    El acoso es horrible, te deja hecho una autentica mierda y aviao pal resto de tu vida.Ahora estoy de alta pero me han quedao secuelas.
    De todas formas me he desahogao en mi blog http://esgrasiao.blogspot.com/2009/12/el-calvo-de-la-loteria-la-loteria-de.html

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